
«Provocación de mi entorno»: Niños de playgroup trabajan la autonomía
En el nivel de playgroup, niños y niñas comienzan a dar sus primeros pasos en el descubrimiento del mundo a través de experiencias significativas. Una de ellas es la exploración de ambientes especialmente preparados, donde cada detalle ha sido cuidadosamente pensado para invitar a la curiosidad, la creatividad y el pensamiento reflexivo.
En este contexto, se integran las provocaciones, entendidas como propuestas intencionadas que no imponen una consigna, sino que abren posibilidades infinitas de juego, arte e investigación. Estas invitaciones abiertas permiten que cada niño y niña se conecte con sus intereses, tome decisiones, y participe activamente del proceso de aprendizaje.
Las provocaciones se diferencian de las actividades dirigidas porque respetan la autonomía, promueven la exploración libre y consideran que el aprendizaje nace desde la motivación interna. Aquí, cada gesto, cada elección y cada ritmo individual tienen un lugar y un valor.
El aula se convierte, entonces, en un tercer educador: un entorno que comunica, sugiere y acompaña. El espacio invita, enseña y refleja el respeto por la infancia como etapa única y poderosa. Las educadoras, en tanto, asumen un rol fundamental como observadoras atentas, documentadoras del proceso y creadoras de ambientes que estimulan la autonomía y el asombro.
Porque provocar no es dirigir, sino confiar en la capacidad de los niños y niñas de construir sentido, descubrir con libertad, y aprender desde su propia experiencia.
Así, desde los primeros años, se cultiva una pedagogía que valora la infancia, que cree en la exploración como motor de aprendizaje y que acompaña con respeto, sensibilidad y propósito.